Durante estos días, un porcentaje muy elevado de trabajadores y trabajadoras se vuelven a encontrar con la realidad laboral que durante unas semanas han dejado aparcada para disfrutar de unos merecidos días de descanso.
La vuelta a la rutina es una situación cada vez más frecuente e incluso se habla del síndrome post-vacacional, una situación transitoria que se manifiesta con síntomas como fatiga, somnolencia, dolores musculares, falta de concentración en los primeros días de incorporación al trabajo.
Evita un aterrizaje forzoso
Volver al trabajo inmediatamente después de acabar las vacaciones suele ser una idea frecuente entre quienes desean aprovechar al máximo el período estival. Sin embargo, no es una decisión recomendable para el regreso a la vida laboral.
Planifica regresar a casa al menos un día antes. Tendrás tiempo para dormir y reponerte físicamente de un largo viaje, ordenar tu equipaje, organizar las tareas domésticas e incluso hacer algunas compras para enfrentar la primera semana.
Organiza tu primer día
Ordena tus pensamientos y prepara una lista de temas por resolver antes siquiera de llegar a la oficina. Eso contribuye a sentirse más preparado y organizado al momento de llegar a tu lugar de trabajo.
Prioriza tus tareas en el trabajo
Diferencia entre grandes y pequeños problemas.
Organiza todo por orden de prioridad. Tómate tu tiempo para ponerte al día de lo ocurrido mientras estabas fuera y con las cosas pendientes que dejaste antes de irte. Si hay asuntos pendientes que no fueron terminados antes, la idea es comenzar por eso.
Luego, es recomendable ir resolviendo cosas pequeñas primero y, en la medida de lo posible, evita agendar reuniones y asumir temas nuevos de inmediato.
Eso permitirá ir tomando ritmo de manera paulatina, con un control de los tiempos para ganar confianza y evitar sentirse agobiado en tu primer día.
Organiza tu correo con sensatez
Activar el mensaje automático informando de que estás fuera de la oficina unos días es la mejor forma de evitar que se acumulen correos urgentes en tu bandeja de entrada. Igual que con el resto de tareas, es importante ser capaz de hacer una criba entre correos urgentes, prioritarios y correos que pueden esperar. Asegurarte de que se han solucionado los urgentes en tu ausencia es clave, y a continuación se puede pasar a responder a los más importantes. Hay correos que pueden esperar -si ya han esperado una semana, no pasa nada por demorar un poco más su respuesta-.
Establece descansos cortos en tu agenda
Aunque planifiques, siempre habrá imponderables y situaciones inesperadas. Ante estas posibles situaciones, es bueno que consideres previamente algunos tiempos libres, ya sea para descansar o para dedicarlos a los imprevistos.
Reencuéntrate con el equipo de trabajo
Seguramente lleves un tiempo sin saber nada de tus compañeros. Es importante que les dediques unos minutos para fortalecer el vínculo comunicativo y ponerte al día. Reincorporarse al trabajo tras las vacaciones puede ser mucho más fácil si hay un buen ambiente laboral.
Fomentar la desconexión en el día a día
Cuando termines tu jornada laboral, dedica el resto del día para estar con la familia o con los amigos o a practicar actividades que te gusten.
No te lleves trabajo a casa ni te agobies por lo que te espera al día siguiente, eso no te ayudará a superar el síndrome postvacacional.
Se ha demostrado que hacer deporte regularmente contribuye a combatir el estrés, además de ser beneficioso para la salud. Además, te ayudará a romper con la monotonía del trabajo y ganarás en energía y salud.
Establece nuevos objetivos laborales
Márcate metas y proyectos que puedas realizar a través del trabajo, y acudirás a trabajar con la ilusión propia de quien persigue un sueño.
No cambies el horario de comidas y sueño de la noche a la mañana
Una de las formas más efectivas para recuperar el ritmo y no caer presa del desánimo es descansar y recuperar los hábitos diarios. Esas rutinas al levantarse, acostarse y comer a la misma hora contribuyen a que tu cuerpo se adecúe de nuevo a tu día a día, y puedas afrontar la jornada laboral mucho mejor.
Además de aumentar los descansos, también es interesante incorporarse mediada la semana para que la primera sea más corta. Por ejemplo, volver un miércoles hará que trabajes solo tres días y el fin de semana esté más cerca que si empiezas a trabajar el lunes. Es una pequeña forma de autoengañarse, pero funciona.
Adopta una nueva mirada
El periodo estival es una excelente oportunidad para ver los problemas con otra perspectiva. Permiten tener la frescura mental para abordar un tema o problema pendiente y encontrar una solución creativa y eficiente.
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